La paradoja del agua: Cultivar más con lo que desechamos
- David Gaxiola Gallardo
- 12 mar
- 2 Min. de lectura
El agua es el recurso más preciado para la agricultura, pero también es uno de los más desperdiciados. Mientras el mundo enfrenta sequías cada vez más intensas y la disponibilidad de agua dulce se reduce, la producción agrícola sigue demandando enormes cantidades de este recurso. Paradójicamente, cada día generamos millones de litros de aguas residuales que, con el tratamiento adecuado, podrían ser una solución sostenible para alimentar al mundo.
¿Es posible cultivar más sin extraer más agua de ríos y acuíferos? La respuesta está en lo que hemos considerado un desecho: el agua residual. Hoy, la tecnología nos permite transformar este recurso en una alternativa viable para el riego agrícola, reduciendo la presión sobre los ecosistemas hídricos y promoviendo una agricultura más resiliente.

El agua residual: ¿recurso o problema?
Las aguas residuales han sido vistas históricamente como un desecho contaminante. Sin embargo, su potencial para la agricultura es inmenso si se someten a procesos de purificación adecuados. Estas aguas pueden provenir de fuentes urbanas, industriales o incluso del mismo sector agrícola, y contienen nutrientes esenciales como nitrógeno y fósforo, fundamentales para el crecimiento de las plantas.
Países como Israel y Singapur han desarrollado tecnologías avanzadas para recuperar y reutilizar el agua residual, destinando hasta un 80% de este recurso al riego agrícola. En América Latina, el potencial es enorme, pero la implementación sigue siendo un reto debido a la falta de infraestructura y regulaciones claras.
Ventajas de usar aguas residuales tratadas en la agricultura
Reutilizar agua residual tratada no solo alivia la crisis hídrica, sino que también ofrece múltiples beneficios para el sector agrícola:
- Menos dependencia de fuentes de agua dulce: Reduciendo la extracción de ríos y acuíferos, especialmente en zonas con estrés hídrico.
- Aporte de nutrientes naturales: Disminuyendo la necesidad de fertilizantes químicos y promoviendo suelos más fértiles.
- Reducción de costos de producción: El acceso a agua tratada puede ser más barato que las fuentes convencionales.
- Menor contaminación ambiental: Evitando que aguas residuales sin tratar lleguen a cuerpos de agua y dañen ecosistemas.
Desafíos y mitos sobre el uso del agua residual en la agricultura
A pesar de sus ventajas, el uso de aguas residuales tratadas sigue generando resistencia en algunos sectores agrícolas y consumidores. El principal temor es la presencia de contaminantes, patógenos o residuos de productos químicos. Sin embargo, tecnologías avanzadas como la filtración por membranas, la ósmosis inversa y la desinfección ultravioleta pueden garantizar un agua segura para la agricultura e incluso para el consumo humano.
Otro desafío es el costo de implementación de plantas de tratamiento. Aunque la inversión inicial es alta, los beneficios a largo plazo en ahorro de agua y reducción de fertilizantes pueden compensar estos gastos.
Hacia una agricultura regenerativa y circular
El futuro de la agricultura no solo dependerá de producir más alimentos, sino de hacerlo de manera eficiente y sostenible. Aprovechar el agua residual es una estrategia clave dentro del modelo de economía circular, donde los desechos de un sistema se convierten en insumos para otro.
Si queremos garantizar la seguridad alimentaria sin agotar nuestros recursos naturales, debemos cambiar nuestra percepción sobre el agua residual. Lo que antes desechábamos podría ser la clave para cultivar más, con menos.
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