Plantas genéticamente editadas para producir medicamentos in situ
- GLORIA ADILENE
- 15 ago
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En un futuro no muy lejano, las farmacias podrían estar rodeadas de invernaderos. No se trata de una imagen poética, sino de una visión posible gracias a la ingeniería genética aplicada a las plantas. Científicos de todo el mundo están experimentando con cultivos capaces de producir compuestos farmacéuticos directamente en sus tejidos, transformando al agro en un laboratorio vivo.

¿Cómo funciona esta tecnología?
El proceso comienza con la edición genética de la planta mediante herramientas como CRISPR-Cas9. Se insertan secuencias de ADN que instruyen a la planta para sintetizar moléculas con propiedades medicinales: desde anticuerpos hasta vacunas y analgésicos. Una vez cultivadas, las plantas se procesan para extraer el principio activo, o en algunos casos, el medicamento se consume directamente en forma de alimentos funcionales.
Por ejemplo, investigadores han desarrollado tabaco y lechuga que producen proteínas contra ciertos tipos de cáncer, o arroz enriquecido con enzimas para tratar enfermedades metabólicas raras. Esto no solo reduce el tiempo y el costo de producción, sino que descentraliza la fabricación, permitiendo crear medicinas en zonas rurales alejadas de las grandes farmacéuticas.
Beneficios y retos
El impacto potencial es enorme:
Costos más bajos: el cultivo de medicamentos podría reducir drásticamente el precio de terapias costosas.
Producción local: comunidades aisladas podrían generar sus propios fármacos sin depender de cadenas de suministro internacionales.
Escalabilidad rápida: ante una pandemia, se podrían sembrar hectáreas enteras para producir dosis masivas en semanas.
Sin embargo, hay desafíos por resolver: regulaciones estrictas, control de la dosificación, evitar la polinización cruzada con cultivos convencionales y garantizar la seguridad alimentaria.
El campo como laboratorio del futuro
Si la biotecnología continúa avanzando, las fincas podrían convertirse en fábricas verdes, donde un invernadero produzca tanto alimentos como medicinas. El agricultor del mañana podría cosechar no solo tomates o trigo, sino también tratamientos contra enfermedades, llevando la salud directamente “de la planta a la persona”.
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