🤖🍓 Robots recolectores ya operan en campos de fresa con 95% de eficiencia
- David Gaxiola Gallardo
- 30 abr
- 2 Min. de lectura
El futuro de la cosecha ya no solo se mueve entre hileras de plantas… también entre líneas de código. En un campo de fresas, donde la recolección requiere precisión, rapidez y buen ojo, la robótica acaba de marcar un antes y un después. Un nuevo modelo de robot recolector —ya en operación comercial— ha alcanzado una eficiencia del 95%, lo que lo posiciona como una de las soluciones más prometedoras en el mundo de la automatización agrícola.

La necesidad es clara: la cosecha de fresa es intensiva en mano de obra, sensible al tiempo y al daño físico del fruto. La escasez de trabajadores agrícolas en muchas regiones ha elevado los costos y reducido la competitividad de los productores. En este contexto, el desarrollo de robots capaces de identificar, seleccionar y recolectar fresas maduras sin dañarlas representa una verdadera revolución.
Estos robots utilizan una combinación de tecnologías de vanguardia:
📸 Cámaras con visión artificial y aprendizaje profundo, que reconocen el color, forma y posición de cada fruta.
🤖 Brazos robóticos con pinzas suaves, especialmente diseñadas para manipular la fresa sin presionarla ni maltratarla.
🧠 Sistemas de inteligencia artificial que aprenden con cada cosecha, mejorando su precisión y reduciendo el margen de error.
El modelo más avanzado hasta ahora puede recorrer un surco completo, identificar fresas maduras en tiempo real y recolectarlas con movimientos suaves y dirigidos, todo sin intervención humana. Incluso puede operar de noche o en condiciones adversas, gracias a sensores térmicos y mapas de cultivo preprogramados.
Uno de los grandes logros ha sido alcanzar un nivel de eficiencia del 95%, comparable al de un trabajador humano experto. Pero con la ventaja de que el robot puede operar durante más horas al día, sin fatiga ni interrupciones. Además, todos los datos recolectados (número de frutos, peso, ubicación, madurez) se almacenan y analizan para mejorar la trazabilidad y planificación de futuras cosechas.
En países como Estados Unidos, Japón y España, estos robots ya están siendo utilizados en campos comerciales, especialmente en zonas donde el acceso a mano de obra estacional se ha vuelto un cuello de botella. Algunos proyectos piloto también están siendo adaptados a otros cultivos delicados como arándanos, tomates cherry y uvas de mesa.
Por supuesto, la inversión inicial en esta tecnología aún es elevada. Pero los fabricantes aseguran que el retorno puede alcanzarse en 2 a 3 ciclos de cosecha, especialmente si se considera la reducción de costos laborales y las pérdidas por frutos no recolectados a tiempo. Además, muchos de estos robots se están ofreciendo bajo modelos de arrendamiento o pago por servicio, lo que los hace accesibles incluso para medianos productores.
Lo más importante es que esta tecnología no busca reemplazar por completo al trabajador agrícola, sino complementarlo, liberándolo de tareas repetitivas y permitiéndole enfocarse en otras labores estratégicas. La automatización no es un enemigo del campo: es una herramienta para sostener su futuro en un mundo cambiante.
Porque si algo está claro, es que en el cultivo de fresas —y en muchos otros— el futuro ya no está a la vuelta de la esquina… está cosechando en este momento.
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